
Como
diría mi abuelo, decencia la de antes. Hoy, matonería o quizás el deseo de
justicia frente a la inercia de los encargados de implantarla. Claro, la mayoría
de ellos o ellas, son de la capital o sabe Dios de donde, por eso dicen ignorar lo que pasa en Ica. Al llegar el
viernes por la noche se suben al Soyuz y no retornan hasta el lunes, si es que
no son feriados largos; por eso no actúan de oficio.
Entonces,
cuando el corrupto merodea el queso –léase municipalidad- y nadie hace nada
para impedirlo, salta la liebre ante la ausencia del gato; los insultos y
golpes se apoderan de los pasillos de la alcaldía, todo se graba, todo se filma,
al rato lo subirán al youtube.
Solo
unas voces, en medio de un mar de muchos, no se cansa de exigir “transparencia”,
cuando nada es gratuito y no es “amor Ica, sino a los chicharrones”. Los gritos
hubieran sido diferentes sí a cambio recibían una fecha del espectáculo, por supuesto
que del FIVI. Pero el “testaferro de la vendimia”, no cedió o mejor dicho el
dueño del circo, no cederá; aunque claro, le están dando de alma, con su propia
medicina, con la misma intensidad y táctica con la que suelen actuar los
inescrupulosos de la “prensa”.
La
desconfianza se apodera de todos, pareciera que ya nadie confía ni en su sombra,
por eso hay que actuar dentro del marco legal, de la honestidad y de la ética, no
es difícil. Hay un viejo dicho que dice “La mujer de Cesar, no solo debe ser
honesta, sino parecerlo”, La persona que es honesta, por convencimiento, lo
practica y demuestra en todos los actos públicos y privados de su vida, pues es
consciente de que debe dejar constancia de su honorabilidad, libre de la menor
duda.
Si
usted es un político honesto, no se puede dar el lujo de ofrecer cosas o
acciones que no esté seguro de poder cumplir, de lo contrario será un
deshonesto más. En Ica, de esos hay muchos, lo más lamentable y peor de todo,
es que piensan ser autoridades. Espero que el pueblo pensante de Ica, no se lo
permita.
Lo
que nos reconforta en medio de toda esta maraña, es que surge la “denuncia
formal” ante las instancias correspondientes, en la esperanza que ahora
reaccionen y actúen, mejor aún, recuperen la decencia, de la que tanto decía,
mi abuelo. Son los jueces y fiscales que deben cumplir su trabajo, sin
miramientos, ni contemplaciones. Tan solo, con la venda en los ojos aplicar lo
justo, porque sí, dentro el Poder Judicial, hay escondido por allí un grado de
decencia. Es como se debe actuar, ante tanta podredumbre que corroe la moral de
nuestra sociedad iqueña. No es cierto que, no tengamos el coraje para derrotar
la corrupción, sí, hay capacidad de indignarnos frente a este flagelo. Ha
cuidarse de algunos vivos, que se quieren subir al carro. Ojalá, al menos en nuestra querida Ica, todos los que vivimios y convivimos aquí pongamos en práctica el dicho: "La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo".
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