Un caso más de violencia familiar
Eran las nueve de la noche aproximadamente,
cuando se escuchan gritos de una mujer al costado de mi casa, al mirar por la
ventana veo que se trata de dos vecinas de al lado. La más joven gritaba entre
llantos “este hombre me ha pegado”, mientras que la otra, una mujer mayor la
consolaba; ambas viven en el mismo edifico. Habían salido a la calle y desde
allí llamaban al 105, la víctima pedía auxilio a la policía, hecho que nos tranquilizó
un poco a mi esposa y a mí; y seguimos
en la sala jugando con nuestros hijos.
Consideramos que no era necesario intervenir, pues afuera
estaban con la otra vecina, una señora madura, de esas personas que demuestran
ser correctas y de carácter. Al rato
nuevamente la bulla, esta vez la mujer le gritaba a la policía, “no sé cómo harán,
no me importa si este número es a nivel nacional, pero ustedes tienen que venir,
mi marido me ha golpeado”, recordamos
que la joven pareja tienen un hijo de unos 4 años más o menos y al parecer
estaba observando toda la escena, como había pasado más de media hora,
decidimos llamar, pero esta vez a la comisaría de Ica, al 227673.
La respuesta en la comisaria fue
que este caso le competía a la Comisaria de Mujeres y nos dijeron que llamemos al 227269. Si bien reconocieron que
le habían pasado la voz sobre el incidente, también dijeron que estaban en
camino, colgamos y esperamos. Luego llegaron, pero no la policía, sino unos
familiares al parecer de la víctima.
Entraron es sus casa y no supimos
más del asunto. Casos como este seguramente ocurren a diario y a la policía
le parece una rutina que ya ni ganas de intervenir tienen. Lo preocupante es
que a la violencia familiar no se toma en serio. Se ha convertido en algo cotidiano,
la agresión entre parejas es constante, empieza por lo verbal, violencia psicológica
y termina en violencia física, como el caso de esta joven mujer, y de seguro que
el marido la volverá a golpear; así empieza y termina en feminicidio. Lo más
triste es que el hijo observa todo y va registrando en su pequeña mente, el
trato del padre a su madre, cuando grande hará lo mismo, aseguran los
especialistas, simplemente porque le resultará algo “familiar”.
Esperamos que la joven mujer se dé
cuenta y reflexiones sobre lo ocurrido. El ciclo de violencia empieza con agresiones
psicológicas, luego de un tiempo de tensión, el hombre desencadena en violencia
física, en esta segunda etapa el maltratador ejerce la violencia en su sentido
amplio a través de las agresiones físicas; es donde se registran las denuncias
y la victima solicita ayuda, lo que los especialistas llaman “crisis emergente”; luego en la fase
tres del ciclo de violencia, viene el arrepentimiento del agresor, colmando a
la víctima con “promesas de cambio”. Esta fase, también se le conoce como la “luna
de miel” porque el hombre se muestra amable y cariñoso, convenciendo a su mujer
un nuevo comienzo de su relación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario