El diezmo en épocas de la
colonia era el derecho del 10 % del valor de ciertas mercaderías, especialmente
el que se pagaba a la corona real. También, era considerado como parte del
producto bruto de las cosechas, generalmente la décima parte, que los fieles
entregaban a la Iglesia.
Hoy en día esta práctica muy
soterrada, se ha trasladado al terreno del ámbito gubernamental, ejercida
mayormente por autoridades en complicidad con funcionarios públicos igualmente
nefastos, y malos empresario, ejercen esta mala práctica y los ciudadanos muchas
veces lo vemos como algo “normal”. A cambio de la buena pro, en favor de estos
“empresarios”, ofrecen y pagan el famoso “diezmo” por adjudicarse la obra.
De allí que la misma se
ejecuta de mala calidad y al trascurrir el tiempo, simplemente las obra no
sirven. Todo esto es parte de un procedimiento que manejan la redes de la
corrupción al interior de una institución pública, sobre todo en los gobiernos
locales y regionales. Últimamente varios de ellos tras las rejas.
Este “diezmo” es apetitoso para
muchos candidatos que aspiran el cargo. Conocido es que de pronto muchos
alcaldes y presidentes de gobiernos regionales, no puedan explicar cómo es que
han mejorado su estatus social, tienen buenas casas, vehículos y hasta se dan
el lujo de vivir sin trabajar. Un sueldo
de alcalde o presidente regional no da para tanto, salvo la filosofía de Alan
García, con mucha razón decía “la plata llega sola”.
Otros muy hábiles, porque para
eso hay que tener cierta “habilidad”, buscan a testaferros, que viene a ser la
“persona que prestas su nombre para figurar como titular en un negocio o asunto
jurídico ajeno”. Estas personas claramente son cómplices que se prestan para
encubrir a malas autoridades, sobre todo
alcaldes o ex alcaldes.
Por esta razón la ejecución de
obras, sobre todo de fierro y cemento, son un gran “negocio”. Otro tipo de
obras no tiene mayor relevancia. El “negocio” está en la ejecución de obras, de
paso a la gente le gusta.
Quien no quisiera vivir con
buenas pistas y veredas, claro siempre y cuando los servicios básicos sean
atendidos. Pero eso no ocurre generalmente. La campaña este generando gastos
desmesurados en lo económico, miles de soles están en juego. Los candidatos lo
tiene claro, una vez que llego al poder a recuperar todo lo invertido. ¿De
dónde?, obviamente de las arcas del Estado. Del famoso “diezmo”, cambio de
malas obras.
El discurso de esta campaña no
contempla otras formas de ejecución de obras, sencillamente porque no les
conviene. De la Ley de Obras por impuestos", no se dice nada. La razón muy
simple, mediante dicha Ley le permite a una empresa privada, o en consorcio ,
financiar y ejecutar proyectos públicos elegidos por los Gobiernos regionales o
locales, con cargo a sus impuestos.
Y ¿porque no se dice nada?,
para empezar muchos candidatos lo desconocen y otros simplemente no les
conviene, ni siquiera mencionarlo. A más ocultamiento, mejor para la
corrupción.
Como ciudadanos responsables
debemos saber por quién vamos a votar. Aquel candidato que no explica como
obtuvo sus propiedades, y no deslinda con el narcotráfico, simplemente no sirve
como autoridad.
No se debe entregar los
destinos de nuestra ciudad o región a personas que te ocultan información,
aduciendo que son cosas personales, un candidato está en la obligación no
solamente moral de ser transparente y deslindar acusaciones y vinculaciones
comprometedoras. Sin embargo no lo hacen.
El famoso diezmo les ha
servido para acumular riqueza y propiedades, muchos dirán que ya no es el 10 %
sino el 20%. Hecho que desespera aún más a los aspirantes a alcaldes y
presidente regional.
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