Críticas de periodista de CNN reavivan debate
sobre qué es lo que interesa realmente al público al momento de acceder a las
noticias.
Los
extremos son peligrosos. Si bien es cierto que los constantes reclamos del
presidente de la República, Ollanta Humala, para que los medios de comunicación
otorguen mayor cabida a 'noticias positivas' pueden interpretarse como un
intento de interferir en la línea editorial de éstos, tampoco puede secundarse
una posición como la expresada por el periodista Camilo Egaña de la cadena de
noticias CNN, que sostiene que este tipo de información 'no le interesa a la
gente'.
En
efecto, no se puede pretender que los noticieros y programas informativos dejen
de mostrar la realidad de lo que sucede en el país por más desagradable que
esta sea, pero no se puede presentar como principal argumento para ello lo poco
'vendibles' que resultan las noticias positivas. Estaríamos entonces cayendo en
la lógica 'Laura Bozzo', que señala que la 'realidad' debe ser mostrada al
costo que sea sin importar el trasfondo del mensaje que lleva. Lógica de la que
tanto sigue costado desprendernos y que no deberíamos estar dispuestos a aplaudir.
El
señor Egaña sostiene que cuando él era adolescente e 'intentaba cambiar el
mundo', su tía abuela apeló a esa trasnochada costumbre de creer que los
refranes esconden sabiduría absoluta para dispararle un 'de buenas intenciones
está lleno el camino al infierno'. Lamentamos que el periodista se haya rendido
en su lucha y terminara adoptando el concepto de lo noticioso que suponemos
criticaba cuando abrazaba sus jóvenes ideales, pero eso no le da derecho a
desmerecer a aquellos periodistas que aún conservan los suyos y buscan que las
plataformas informativas no vendan únicamente tragedias.
¿Realmente
las buenas noticias no le interesan a nadie?¿Supone Camilo Egaña que los
peruanos esperamos con ansias cada noticiero para enterarnos si las carreteras
nos arrojaron más muertos que el día anterior, o si esta vez fue un par de
zapatillas y no un celular el botín de un robo que acabó con la vida de otro
inocente? No señor Egaña, no se engañe, los peruanos no buscamos eso. Nadie
pretende taparse los ojos y los oídos para evitar la realidad, pero tampoco
esperamos que la carroña aparezca constantemente en el menú.
Una
historia bien contada más allá de la clasificación antojadiza de "positiva
o negativa" resulta atractiva para el público, sin duda alguna. El caso de
un peruano emprendedor que se hizo a si mismo sobre la base de su esfuerzo y
trabajo puede llevar a la identificación e inspirar a miles de ciudadanos. Las
iniciativas, gubernamentales o no, para mejorar la calidad de vida de tanta
gente acostumbrada a subestimarse, merece un espacio. Darle un espacio al
cambio puede vender. Claro que puede vender. Pero más que vender interesar,
motivar e inspirar.
Quizás
y el señor Egaña no conoce el manejo de las noticias en los medios de este
país. Quizás no debamos exigirle que lo entienda, tomando en cuenta que la gran
cadena para la que hoy trabaja le habla al mundo desde una sociedad que ya se
acostumbró a vender sangre y presupone por tanto que eso es lo que 'le
interesa' a la gente. No intente, Camilo Egaña, que de este lado del continente
dejemos de espantarnos por ello.
Fuente: La mula.pe.
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